miércoles, abril 26, 2006

Una chica Almodóvar

La vida es un continuo ir y venir de momentos, días, o períodos de todo tipo, clase, especie y color, que podrían calificarsee como muy buenos, buenos regulares, malos o espantosos, o clasificarse, aplicando escalas numéricas de 1 a 6, 1 a 10 o 1 a 12.
Veamos un ejemplo. Típico comienzo de entrevista de revista de farándula. Fulanito (o Fulanita) ¿En una escala de 1 al 10, qué puntaje le darías a estos últimos meses de tu vida? El fulano (o la Fulana) dice 9 sin dudarlo. Es que a continuación, a partir de una serie de preguntas del sagaz reportero, seguidas de brillantes respuestas de Fulanito (o Fulanita) nos enteramos que le ha ido estupendo en el trabajo, en el amor, en el juego, con su mascota (una abeja importada de algún sitio de este ancho mundo como Malawi, Noruega o de la isla Wayasewa), con sus hijos (de cinco padres conocidos y uno sin identificar), con su ONG que ayuda a los huérfanos de la última inundación en la parte sur de Moroni, con la dieta con la que logró bajar ochocientos treinta gramos, con el curso intensivo de zhōngwén realizado en una visita de cuatro días a la isla de Java, e incluso en Mónaco, donde fue invitado (invitada) y recibido (recibida) por la princesa Carolina (el píncipe Alberto).
Sigamos con otro ejemplo. Al pobre Mengano (actor principal de la telenovela de mayor raiting de Venezuela) acaban de robarle las dos mansiones, chocarle las cuatro todo terreno, su hija se casó con un tío que resultó ser traficante de drogas y ahora está entre rejas, su esposa lo abandonó por su mejor amigo (que él creía era gay) llevándosele el yate, el velero, la cuenta bancaria, el jet privado y su hamster. Como si esto fuera poco, se está quedando calvo, su personal trainner no logra hacerle reducir el flotador que se le está formando en la cintuta, y se le ha declarado una alergia tardía a las ostras y al champagne. Todo nos lo cuenta el inafortunado galán en una desgarradora nota publicada en la revista de mayor circulación de Ecuador. Cuando el reportero le pide que haga un balance de la serie de desventuras que acaba de vivir, el actor, ni corto ni perezoso, sin dudarlo un humano instante, responde ¡Excelente! (believe it or not)Explicando que, a partir de lo vivido, comprendió que la pintura con acuarelas es su verdadera vocación, descubrimiento casual mientras observaba el canal de cable People and Arts, esperando que llegara su abogado y su veinteañera secretaria. En una escala del 1 al 10, pregunta, como broche final el notero ecuatoriano. Con la certeza que únicamente tienen aquellos que valoran la vida como es debido, responde el entrevistado, DIEZ.
Si le pidiese a Ana que calificara sus últimos cuatro meses, antes que nada me tomaría la temperatura (luego de revolver sus cajones hasta encontrar un termómetro no masticado por su perra Indira) por si yo estuviese delirando de fiebre. Tras comprobar que mi estado físico es, en una primera instancia, normal, me miraría con cara de ¿Te volviste loca? y, acto seguido, me mandaría a freir huevos, espárragos y alcauciles.
Sigamos pensando. Si llamara a Jorge (si no saben quién es, lo lamento por ustedes) y le pidiera lo mismo, me colgaría el teléfono iso facto.
Mi amiga, la que se enamoró de Georges Corraface (el de La sal de la vida), enfrentada a la misma encrucida existencial, haría un alegato de la esencia humana, comenzando por su infancia jugando a la rayuela en el patio de su casa, pasando por algún avatar de su exilio, recordando algún que otro mal paso dado por ella y unos cuantas zancadilas que le propinaron. Después, miraría a su alrededor, agradecería por tener trabajo, hijos sanos y buenos, abrigo en invierno, comida diariamente en su mesa, vino para compartir con nosotras, sus amigas, levantando su copa por nuestra salud. Unos instantes apenas transcurrirían antes que se acordase que Caché aún no ha sido estrenada aquí, se le derramase la primera lágrima, y entonces yo tendría que salir corriendo a alquilarle una película de Daniel Auteuil y unos chocolates para que no le de un puntaje negativo al balance de los últimos dos meses.
Y por casa cómo andamos, me pregunto para que después no anden diciendo por ahí que pretendo sacarle la nalga a la jeringa. A pesar que me gusta divagar, en relación a su pregunta, señor periodista (¿cómo me dijo que se llamaba?), seré muy concreta: mi vida viene siendo un verdadero desastre de mucho tiempo a esta parte. No la voy a puntear porque tendría que decir, como Martita, 0.20 (cero veinte, 0 zero point two para J), es decir, me escaparía de escala, señor periodista (pero esto no lo grabe, esto es off the record, porque mis fans se van a decepcionar, y mis enemigos se harán una fiesta). Me ha pasado de todo. Me han robado, me han estafado, me han privado de mi libertad, me han engañado de mil formas y maneras. No, ni mi casa, ni mi yate, ni mi helicóptero, no vaya a decir mentiras, señor periodista. No, tampoco me dieron los diez mil dólares en billetes falsos, ni me metieron detrás de las rejas. Lo digo en sentido figurado, señor ...(¿cómo me dijo que se llamaba?), para no entrar en detalles que no tengo intenciones de dar, porque soy una persona seria que siempre he preservado en los medios de comunicación mi vida privada (como Adrián Suar, una maravilla ese muchacho, si no fuera por los trapitos que ventiló la Araceli esa, con sus lolas operadas, jamás hubiésemos sabido de él más que es una máquina de hacer dinero, y que, a pesar de ser chueco, tiene el abdómen más plano de toda la televisión argentina). Sí, anote señor periodista (su nombre se me va, discúlpeme), no puedo hacer el balance de 9/10 ó 10/10 de Fulanito (Fulanita) o Mengano. Soy una mujer realista. Apague el grabador. Gracias. Todo me sale mal últimamente. Y lo que no me sale mal, me lo hacen salir mal. Apague nuevamente. Gracias. O soy objeto (sujeto, ¿sujeta?) de brujería (de magia negra, porque también hay de la otra, la blanca, que es buena como es vox populi) o el bicho al que pertenezco en el horóscopo chino (sí, ese mismo que usted dice pero mire que nací doce años antes que lo que usted cree, le aclaro) anda de mal en peor desde hace una eternidad. Y eso que ando con la manito roja sujeta a la bombachita con una alfiler desde que me robaron los sueños. ¿Qué nunca le conté de ese robo? Bueno, entonces no lo anote. Tampoco se lo voy a contar ahora.
Solamente le diré del día de hoy, para ejemplificar (y si no me entiende, allá usted).Lo haré para que entienda porqué mi vida en su escala tiene puntuación menor que uno (cero veinte), pudiendo incluso llegar a valores negativos, dependiendo de los días específicos considerados en el balance que usted me pide. Hoy de mañana tenía una reunión fijada desde hace un buen tiempo. Una de esas reuniones en las que una sabe que tiene todo para ganar, pero va a perder de entrada nomás, pues la verdad no cuenta, y justicia es cuento chino (o de hadas, ver,