miércoles, setiembre 06, 2006

Acapulco

El puerto

La playa frente al zócalo


Desde la bahía

La bahía desde la terraza del piso 18 del Hotel sede del Congreso

El sábado pasado partí rumbo a Acapulco, sitio donde me encuentro. Vine a trabajar, por supuesto. Sin desmerecer, jamás hubiese elegido este lugar, sobre todo teniendo en cuenta la riqueza de México. Pero esto es lo que hay, y acá estoy.
Todavía no he podido recorrer casi nada, excepto la cuadra y media entre mi hotel y la sede del congreso. Sin embargo, ayer me escapé por la tarde y me zambullí en las aguas del Pacífico, increíblemente calentitas como las del Caribe. Hace un calor insoportable y la humedad se te mete por los huesos. Pero no me quejo, en Montevideo hay tres graditos.
Mañana de tarde me libero de mis conferencias, cambiaré mis trajes por la bikini, y me dedicaré a tomar sol, a conocer los últimos murales que pintó Diego Rivera, a ver a los que se tiran desde los acantilados y a beberme todas las tequilas que mi hígado aguante.
Mientras tanto, repaso mi conferencia de mañana, deleintándome con la vista de la bahía desde mi habitación que me muestra un cielo iluminado por relámpagos. Les debo las fotografías.