lunes, mayo 18, 2009

Chau Mario


Ayer, a los ochenta y ochos años, murió, en Montevideo, el uruguayo Mario Benedetti. La noticia ha dado la vuelta al mundo y es tapa de casi todos los sitios de internet en español. A lo largo de todo el día, miles de personas le dan el último adiós, dejándole flores y lápices, en el Salón de los pasos perdidos del Palacio Legislativo. En lo personal, más que un poeta-escritor-ensayista, ha sido y será, un gran hombre, símbolo de un Uruguay que ya no existe, último exponente de la notable Generación del 45.
Transcribo parte de la nota publicada en El País de Uruguay, titulada El dolor se dice callando. Honrando esas palabras de Eduardo Galeano, despido a Benedetti con un poema suyo y con el saludo uruguayo que significa lo opuesto que en italiano, algo así como Hasta luego: Chau Mario.

Al escritor uruguayo, Eduardo Galeano le resultó difícil encontrar palabras para expresar su inmenso dolor ante la muerte de su colega Mario Benedetti. "Soy enemigo de la inflación para hablar y me parece que el dolor se dice callando", expresó.

En declaraciones a los medios, Galeano explicó que Benedetti en italiano quiere decir bendito. "Lo único que puedo decir es benditos sean las mujeres y los hombres honestos y generosos como él".

Por su parte, el escritor y periodista, Mario Delgado Aparín subrayó que con la pérdida de Benedetti, "termina toda una época" para la literatura uruguaya. En este sentido, declaró a canal 12 que Mario no sólo fue un integrante del a Generación del 45, sino que también "fue un protagonista de la generación crítica, que logró remover los cimientos de Uruguay".

Por otro lado, destacó la coherencia que reinó la vida de Benedetti y lo describió como un hombre "comprometido con la vida y de una profunda humildad solidaria"

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo derrotando imposibles
segura sin seguro
te dejo frente al mar descifrándote
sola sin mi pregunta
a ciegas sin mi respuesta rota
Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas a pie juntillas todo
no creas, nunca creas, este falso abandono
Estaré donde menos lo esperes
por ejemplo en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
Estaré en un lejano horizonte
sin horas en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
Estaré repartido en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar de tu sueño
en la red esperando tus ojos
y mirándote.