La temperatura alcanzó los 38 C, pero el paseo valió la pena. Comenzó bajo el sol del mediodía y terminó cuando la noche ya había caído sobre Denver. Y regresé enamorada.
Enamorada porque aquí se juega al ajedrez entre el bullicio de la calle comercial (la peatonal 16th street Mall) y el Denver Performing Arts Complex está repleto de teatros (primera y segunda imágenes).
Enamorada porque la Public Library (al lado del Denver Art Museum) estaba repleta de gente, pero sobre todo de niños (tercera y cuarta).
Enamorada porque los niños invadían el Denver Art Museum, y acompañados por sus padres o por voluntarios, dibujaban y pintaban en los rincones infantiles especialmente diseñados, o participaban activamente de la muestra del proyecto (y obra) edificio que se estrenará en el otoño (diseñado por el mismo arquitecto que ganó el proyecto del nuevo World Trade Center de NY, Daniel Libeskin).(quinta y sexta)
Enamorada porque a pesar de los edificios de cristal, los árboles siguen creciendo, y la gente es tan educada que no deja ningún rastro del paseo de su perro por las aceras (séptima y octava).
Enamorada porque en la Union Station, hay una biblioteca para los pasajeros o visitantes (novena y décima).
Enamorada porque al final de la 16th Street Mall, en el Low Downtown, en una esquina rodeada de tranquilad a un paso de la Union Station, un loft fue transformado en librería. La Tattered Cover Book Shop comenzó siendo hace veinte años, una librería de "barrio", y hoy es un edificio de tres pisos repletos de bibliotecas y rincones de lectura con cómodos sillones e iluminados con adecuadas lámparas, donde la gente lee, estudia, escribe en sus laptops o en sus cuadernos, bebe café o recorre los tres niveles que me atraparon por más de hora y media (undécima y décimo segunda).
Me enamoré de esta ciudad que no muestran las guías turísticas, y que está ahí nomás, a la vuelta de la esquina. Solamente hay que buscarla.