viernes, abril 07, 2006

La culpa siempre es de otro


De ninguna manera asumiré mi responsabilidad sobre el inicio de este sitio. La culpa es de mi hermano. El pobre, cansado de leer mis mensajes de correo electrónico, me sugirió crear este espacio. Para ser honesta, a mi me dio cierta ilusión la idea de tener un blog propio. El tiempo pasó, y esta tarde, buscando información en internet, me encuentro con un blog cuyo nombre es el título de un libro que aún no leí pues no lo encontré ni en inglés ni en español en ninguna librería de este país que vio nacer, donde he crecido y que aún habito. Como no tenía nada mejor que hacer (en los atadeceres de viernes suelen atacarme unos deseos incontrolables de no moverme de mi casa), hice uno dos y tres, y abracadabra! cuando quise darme cuenta, había creado mi blog. Mi propio blog! Pero el problema comenzó inmediatamente. Comenzaron a abrirse opciones y más opciones, ventanas y más ventanas, casilleros y más casilleros. Como si estuviesen escritas en chino, volví a leer las instrucciones y comprendí que si no escribía algo, mi blog no existiría. Obviamente, no podía destruir mi creación sin antes haberle permitido tener, al menos, un día de vida. Por eso redacté ésto. De ahora en más, no tengo la menor idea de cómo continuar. Ya se me ocurrirá algo. Tal vez le pida a mi hermano que, ya que me metió esta idea en la cabeza, y teniendo en cuenta que se librará de ahora en más de un buen número de mensajes de correo electrónico, me de una manito. Para que quede lindo como los otros, con fotografías, colores y dibujos. De los textos deberé hacerme cargo yo, y si no se me ocurre nada, la culpa será de mi hermano!